miércoles, 31 de agosto de 2011

ANÁLISIS DE LA CRÓNICA


EL LIMPIAVIDRIOS

Por: Miguel Mejía Vallejo
Escuela de Comunicación Social y Periodismo


Crónica urbana

Medio de comunicación: internet



“Cuántas cosas esconden las personas que trabajan en la calle, cómo es su vida, su “horario de trabajo” y sobre todo, que sienten cuando trabajan, cuando hay una moneda o cuando no. Ésta es la suerte de los que no han sido escuchados aún”.

Más conocido como “Marquitos”, este pequeño se levanta muy temprano y alista todos sus útiles. Baja hacia la séptima y camina muchas cuadras hacia el norte, y en la calle 72 frente a un CADI, deja todos sus útiles de trabajo, cierra los ojos, ora y le pide a Dios que le vaya bien, pues no quiere quedarse sin un peso esta noche.

Sin saber matemáticas, pues no recibió educación alguna, sabe que tiene menos de un minuto (lo que dura el semáforo de la 72 de rojo a verde) para lavar los vidrios de los carros que pasan por esa calle. A él no le gusta mendigar, pues pedir limosna, “es como robar, pero decentemente” tal como afirma él.

El agua la tiene que sacar de una manguera donde riegan las plantas que adornan la Av. Chile, e inmediatamente la vierte en el balde que le tiene que durar hasta la noche.
Es la primera vez que veo una persona, más aún, niño que trabaja de 8:00 AM a 8:00 PM casi sin descanso, siempre solo, sin tener ni siquiera 15 minutos para almorzar, y con que plata, si la gente lo desprecia.
La esperanza de este niño se enciende como el semáforo que ahora está en rojo, pero le dura tan poco, como el tiempo que dura el semáforo cuando está en verde. En pocos minutos, empieza a limpiar los vidrios de los carros, muchas veces le pitan o le echan el carro atrás (casi a punto de atropellarlo) para que no lo limpie, le suben la ventana y los conductores le miran su tristeza y su agonía al rogarle que le dé una moneda para que pueda comer por la noche. A cada rato, Marquitos se planta firmemente en la ventana del conductor y sin murmurar palabra, no alcanza a decir ni siquiera “por favor”, y los conductores lo niegan, lo ignoran; por eso, a veces toca lanzarse al limpia brisas de adelante, a veces al de atrás para que a los conductores les toque dar aunque sea una simple moneda. Me pongo a pensar si Marquitos serviría para ser psicólogo.
Su tristeza queda por siempre impregnada en la ventana del conductor que a veces no tiene la conciencia de los niños de la calle, no tiene noción de lo que le sucede a Marquitos; entonces el pequeño se resigna, le agradece y con las manos vacías intenta con otro carro.
La suerte es la que gobierna ahora y el “no” abunda en las respuestas. Otro turno en el que no gana nada, otro turno en el que se irán las manos negras de trabajo, mientras los carros Mercedes, BMW y Volkswagen arrancan directo a Rosales, uno de los barrios más “play” de la capital, o simplemente siguen la trayectoria por la séptima.
Y a la típica escena de película, empieza a hacer bastante frío, y aunque el pequeño limpiavidrios tirita por la noche helada, no es excusa para que huya de su misión y persiste en trabajar; espera que nuevamente el semáforo cambie a rojo para seguir trabajando, un nuevo trabajo, una nueva esperanza, y esta vez, muchos carros. De nuevo el balde, el limpiavidrios y su sonrisa. De nuevo la negación, el vidrio, los carros y la tristeza.
Ya se acerca la noche, y “Marquitos” solo recibió $500 pesos, seguramente es muy poco para los lectores de esta crónica, pero quinientos pesos le sirve para un Chocoramo o unas papas de paquete.
Han pasado dos días y Marquitos no aparece en la calle, pareciera que se hubiera tomado el día libre, quizás hoy no venga a trabajar; en cambio, sus “compañeros de oficina” se esfuerzan por ganar más, aprovechando que él no viene, o quizás le ayuden cuando regrese, pero en este mundo, donde escasea la plata, donde cuesta trabajo trabajar (más aún en la situación de esta “profesión”), donde cada colombiano empieza a quedarse sin empleo (o con uno que le “satisfaga”); hay que dudar que las monedas que consigan niños de su misma edad, incluso mayores y menores que él, se la puedan dar. Muchos necesitan el trabajo para mantener a la familia. Para sobrevivir en este mundo complicado e incluso para evitar caer en la pena de pasar hambre.
Después de estar ausente esos días, sucio y más cansado que nunca, “Marquitos” llega a su lugar de trabajo y repite la misma situación, pero él ya está acostumbrado  según él  pero no están acostumbrados sus ojos, su fuerza. El trabajo lo va desgastando poco a poco, menos horas de sueño, menos comida, más trabajo, más horas, más noches.
Al haberle preguntado el porqué de su ausencia los días anteriores dio una respuesta cómica. Es increíble que un niño como él tenga suficiente humor y creatividad para momentos tan difíciles como el que atraviesa casi a diario: “es que quise tomarme unas cortas vacaciones”  me dice mientras abandona en el suelo sus útiles. Definitivamente una respuesta agridulce, pero así es él, un niño de apenas 12 años y con un enorme sentido del humor, que pone a pensar, cómo tanto trabajo nos pone a veces de muy mal humor.
Cuántas veces vemos a nuestros familiares que llegan muy cansados, a veces de mal genio y otras veces silenciosos después del trabajo; en cambio, éste pequeño sujeto siempre tiene un ánimo gigante, una esperanza diaria y sobre todo, un empuje a hacer las cosas que varios niños de “nuestra estirpe” no lo harían. Su verraquera me deja impresionado, me llena de energía saber que existe gente como él, y que nadie le preste aunque sea cinco minutos para conocerlo.

Así puede ser la situación de varios niños que trabajan en diferentes calles capitalinas, unos pueden sufrir más que Marquitos, otros menos que él. Así es la vida de los hombres que nunca los oyen hablar, de los que no tienen como hacerlo ni como expresarse en una sociedad que en su gran mayoría, le importa menos el otro, ya sea por cualquier motivo válido o no válido. Así viven los que jamás son escuchados, los que gracias a una poca cantidad de bogotanos son auxiliados; pero muchos no nos damos cuenta de su sufrimiento, de la realidad que viven aquellos seres, una realidad que puede ser muy distinta a la nuestra.
Y si así son los “niños de la calle”, los limpiavidrios. ¿Cómo será la realidad de los desplazados, los pordioseros, los indigentes, los “desechables” y los necesitados?
Análisis:
1.    Sentimientos: de tristeza, melancolía y concientización del tema.

2.    El tono, que se puede captar en la lectura es de directo, de introspección,  dice lo que realmente es la vida de un niño que trabaja como limpiavidrios, nos hace reflexionar sobre nuestras actitudes cuando nos encontramos en ese momento.

     2.1.        La crónica se desarrolla entre el autor y el protagonista Marquitos

3.    El título de la crónica nos guía a las calles y al contexto del trabajo de los limpiavidrios,  como es realmente, será que son honrados, preguntas que nos hacemos todos los ciudadanos cuando nos enfrentamos a dichos personajes, unos nos dan ternura y les damos una moneda y otros nos dan miedo y los rechazamos, pero que nunca nos hemos puesto a analizar cómo es su vida de verdad que sienten y cómo viven.

4.    El lead de la crónica, es una reflexión de análisis de lo que ellos  realmente sienten trabajando en los semáforos, sin saber que les dé para ese día, cuantos sucesos ocultan  en su  vida, una vida como cualquier otra, sino que ellos no han tenido la oportunidad de estudiar para conseguir otra manera de ganarse la vida.

5.    El desarrollo cronológico se maneja en tiempo presente, está acompañando al protagonista en toda su hazaña laboral.

6.    El personaje es un niño de 12 años, el cual a pesar de ver le en su rostro el cansancio tiene una alegría y con un enorme sentido del humor, que pone a pensar, cómo tanto trabajo nos pone a veces de muy mal humor. éste pequeño sujeto siempre tiene un ánimo gigante, una esperanza diaria y sobre todo, un empuje a hacer las cosas que varios niños de “nuestra estirpe” no lo harían.

7.    El final de la crónica, es un análisis de lo vivido con marquitos y la reflexión ante esta problemática que se vive en todas las calles de nuestra ciudad;  dando a conocer el valor de dicho trabajo, más para un niño que a esa edad debería estar estudiando para un mejor mañana, pero por motivos ajenos le ha tocado aprender a ganarse la vida trabajando, como un adulto  doce horas diarias, para tener por lo menos que comer así sea un Chocoramo o un paquete de papas; dejándonos una lección de vida.

“Así viven los que no son escuchados”…




Nombre de la crónica: MI AMIGO ROCCO ( EL ACTOR PORNO)


Autor:  Adolfo Zableh


Medio de comunicacion: Revista Soho

Tipo de crónica: es una crónica autobiográfica, por que  nos narra la vida de un  personaje de la vida propia con un  proceso ordenado, en el cual menciona una lógica de tiempo, en el relato de los hechos que hace el personaje en el acontecer diario.

 Perfil plasmado en la experiencia de una entrevista a una celebridad.

El título:  se refiere a una confianza con el personaje de la crónica, el cual nos va abrir sus puertas de su vida intimidad.


Cuando dice al autor porno, nos da mucho que suponer,  de su  alto calibre donde la imaginación  del lector vuela.


 Lead: A comienzos de los ochenta hizo su primera película porno y desde entonces no ha parado de grabar. Adolfo Zableh, se fue hasta Budapest para hablar con el italiano Rocco Siffredi, el actor porno más famoso del mundo.


El arranque de la crónica se maneja en tercera persona, para reseñar el viaje del periodista a Hungría en busca de su entrevistado, asediado por la prensa internacional, mas no la local.


Sentimientos: Se nota que Adolfo Zableh, el periodista, le fascina el cine porno, tanto así que cuenta que parecía que estuviesen hablando un par de viejos amigos. Igualmente no dejó escapar sus gustos por la comida del restaurante en que comieron y el gusto que le causó la esposa de Rocco, pues afirma que podría fácilmente volver a ganar la corona Húngara .


Tono: Es manejado en su desarrollo totalmente en primera persona, con un sentido muy observativo y descriptivo  y jocoso del ambiente en que vivía.


Desarrollo cronológico:  esta crónica se desarrollo en un día completo, donde el tiempo se aprovecho al máximo, para poder realizar este diario donde se especifica desde lo más mínimo hasta lo profundo de él.


La crónica maneja un solo  personaje,  donde es incognito en su país, pero no para las personas que ven porno.


Rocco un hombre con un trabajo muy particular, que cualquier hombre desearía tener, pero en el momento que lo vive lo piensa, tiene una gran familia la cual lo apoya y respecta el sabe manejar muy bien las dos cosas sin mezclarlas por lo cual los hijos hasta han llegado a ir a jugar a la casa donde graba sus películas de porno como si fuera una hacienda, por medio de este trabajo ha llagado a reunir una gran riqueza ya que es el autor de porno más cotizado del mundo, una de las cosas más preciadas por él, son la gran cantidad motos que tiene.


El cierre  que le da el cronista es de que tomo todo un día completo para desarrollar el objetivo de él dar a conocer realmente quien era Rocco, un actor que cualquiera creería que es conocido en el mundo, cuando uno sale con él piensa que lo van a reconocer, pero al darnos cuenta que la mayor  fortuna absoluta, la tiene el anonimato que maneja.

miércoles, 24 de agosto de 2011

LA MUJER DE LOS OJOS TRISTES... ( CRONICA)

Se miró en el espejo  mientras se secaba ya no era la jovencita de ayer, 30 años, un marido poco romántico  y  tres hijos habían deteriorado su juventud.

María a veces se siente triste y sola eso ocurre cuando los niños están en el colegio, ese vacío le da rabia el tener que ver televisión y  almorzar sola, sentir que no tiene con quien compartir; lee la revista del momento jazmín,  se desespera tanto que se levanta a colocarse su mejor ropa para ir a caminar.
La niña más linda del barrio se casó con un obrero buenmozo machista y trabajador.
!No es mal hombre, el Manuel toma poco, gasta en la casa y es bueno¡

...Lastima que no se comporte como el galan de televisión...


Empieza a recorrer esas calles que llenan su vacío, y empieza a soñar que es la misma joven de hace 20 años donde su hermosura era incomparable, la envidia de su barrio y todo el mundo lo tenía a sus pies.

A maría le gusta las busetas en ellas se olvida de la soledad.

Ella observa un joven que la hace soñar, con la mujer seductora que algún día fue, él se viste bien pero es feo y tímido, el enfocando la mirada hacia ella  le sonríe y empieza acercársele por detrás para conversar con ella pero no sabe cómo empezar.

María es tranquila y decente, pero en cada frenada de la buseta siente al hombre por detrás lo cual hace que renazcan viejas sensaciones de juventud.

Ella siente cosquilleo en su estómago y una sonrisa de picara que no puede dejar, ese día siente que es la heroína de su serie favorita…

SU PRIMERA EXPERIENCIA DE RONDA EN EL HOSPITAL... ( CRONICA)


Cursaba sexto año de Medicina y se encontraba trabajando en un hospital particular como auxiliar de cirugía. Aquella nefasta noche, que con el sexto año de preparación desafió a la muerte, era su primera guardia.

Caminaba orgulloso por los pasillos del hospital con paso lento y ceremonioso, con los brazos cruzados detrás de la cintura, ostentando un aplomo y seguridad del que no se sentía gozar. “Buenas noches Doctor”, le saludaban a ambos lados del corredor. Saludos que alimentaban el ego de ese estudiante, que por primera vez sentía que era recorrer esos corredores  y que lo observaran con respecto, lo cual hinchaba su pecho pero remordían su conciencia.

Aquella noche fría y silenciosa, premonitora de desdichas, se encontraba tirado sobre la cama mirando el estetoscopio como miraría un soldado un rifle esperando al enemigo. En la mente repasaba todos los conocimientos alcanzados hasta ese instante para tener un soporte teórico práctico a las actitudes que pensaba realizar en esa batalla contra la muerte. El silencio del hospital agudizaba su oído y le angustiaba, se encontraba solo. De pronto, bruscamente, escucho un grito de mujer rompiendo el silencio en que se encontraba, era una madre que gritaba, su hijo se moría. Sonó desesperadamente el timbre de la habitación y salió espantado por un impulso extraño con el estetoscopio en la mano. Estaba solo, no tenía un amigo de años superiores ni a un profesor para que lo orientara en lo que debería hacer, la vida del paciente estaba en sus manos. Bajo rápidamente las escaleras. Sus pasos marcaban su ritmo cardiaco. A escasos metros, sobre una camilla, observo el cuerpo sin movimientos de un niño rodeado de rostros afligidos y desesperados que lloraban desconsoladamente, al dirigir su mirada, el comprendió: “¡era el salvador!” ¡Qué pasa! Pregunto”. ¿Se ha tragado un una bola de penique Doctor! le contestaron en tono trágico. Lo toco: estaba  frío, quiso examinarlo, y se le enredó el estetoscopio, palpo su pulso radial: no lo sentía, respiraciones: tampoco, pulso carotideo, latidos cardiacos: no habían. Quiso por un momento recordar el esquema del examen físico que había aprendido pero se dio cuenta que no le ayudaría en nada. Rápidamente paso a darle masaje cardiaco, mientras que en la mente desesperadamente buscaba apoyo teórico dentro de la cantidad de conocimientos que había aprendido: respiración boca a boca, masaje cardiaco, adrenalina intracardiaca, traqueotomía, entubación, todo esto se le cruzaba por la mente. La enfermera le alcanzó el laringoscopio, agradeció en su interior al residente de Anestesiología que le había enseñado a colocarlo. Obro rápidamente, no vio nada en la glotis. Volvió a intentarlo, le introdujo una pinza y nada. Se estaba desesperando, la enfermera y 2 familiares le miraban angustiados, mientras afuera todo el resto lloraba. Se le acababa el apoyo teórico. ¡Adrenalina intracardiaca! ¡Corrieron a traerla. ¿Traqueotomía?, nunca la había realizado. Paso a darle respiración boca a boca. Vio un rostro infantil frío, inexpresivo, traslúcido con los labios cianóticos. Vomitó, pensó que estaba volviendo en sí, fugaz alegría sintió en ese instante. El inocente continuaba igual. Volvió a darle masaje cardiaco, cada vez más fuerte. De pronto los músculos se le paralizaron, se quedó pasmado, una corriente helada recorrió su cuerpo, una mano sobre su hombro le dijo: “Ya basta, el niño está muerto”. El Director de la clínica y el Anestesiólogo habían acudido apuradamente en su auxilio. El Anestesiólogo cogió el laringoscopio, lo introdujo, hizo uno, dos movimientos sobre el cuello, presionó el tórax, metió la pinza y saco el penique ¡Maldito penique! El Director aplicaba adrenalina intracardiaca, lo entubaron, respiración asistida, latidos cardiacos ausentes, el insistía en el masaje cardiaco, el Anestesiólogo con la respiración. Todo fue en vano. El Director se dio por vencido, El Anestesiólogo también, el insistía masajeando el corazón. “No sigas - le dijeron – ya está muerto” él no lo quería aceptar, era imposible. Sus manos entumecidas se quedaron fijas sobre el pecho infantil, resoplaba intensamente. Caris bajo cerró sus ojos y apretó sus dientes fuertemente dibujando su rostro un gesto de dolor e impotencia. Diciéndose para sí mismo; ¡Muerte desgraciada, te llevaste a un inocente! Respiro profundamente y mirando al vació se preguntó: ¿Soy culpable? ¿Puede haber sacado ese globo con un poco más de experiencia? ¿Soy culpable por esta inexperiencia de mi sexto año de Medicina?

El Director se le acercó y le dijo estas palabras “No te sientas culpable, si hubieras preguntado qué tiempo transcurrió desde que ocurrió el accidente y las circunstancias en que ocurrió, te hubieras dado cuenta que ese niño llegó muerto.

El cree que esas palabras se las dijo para levantarle el ánimo, ya que se encontraba muy abatido.

 Los padres habían estado peleando, no se dieron cuenta que su niño se asfixiaba, no se pusieron de acuerdo si llevarlo a la clínica o a un hospital; salieron a esperar taxi, el taxi no llegaba. ¿Cuánto tiempo transcurrió? “Hace un momentito, Doctor”. ¿Un momentito?

Cariz bajo, triste y pensativo, recorrió los pasillos del hospital en dirección a su habitación, por momentos escuchaba una voz que le decía “¡Culpable!”. Él Pensaba en la alegría de ese niño, que media hora antes, saltaba y corría en su casa y por las calles, en sus amiguitos que nunca más lo volverán a ver. Miro el calendario y su reloj: enero 14 de 2011, 11p.m., día de su primer auxilio como médico.

SU TRISTE HISTORIA EMPEZO ASÍ… ( CRONICA)


Una nostalgia que invadía su ser, un sentimiento que jamás creyó conocer, a su poca edad de vida, empezó su triste historia.

Todo empezó cuando tenía tres años, ese momento justo, de empezar a comprender su existencia.

Hoy tiene 22 años entiende el suceso y el dolor de la partida de su ser que más ama, un ser ejemplar, maravilloso, aunque no pudo compartir los momentos más preciados con él, le da gracias por haberle dado la vida.

Han pasado 19 años, donde el vacío que dejo sigue intacto en su corazón, momentos alegres y tristes han transcurrido en su existir, lo duro de todo lo acontecido es tener que recordarlo en cada instante, momento compartido con su familia, recordándole como le decía su padre: “Mi Princesa, mi reina de belleza” palabras que le gustaría  estarlas escuchado en este momento.

el sentirse indefensa de no haber alcanzo a compartir esos momentos felices con su padre, no haber tenido ese anhelado tiempo que en algún momento todos deseamos obtener, para que el  conociera esa hija ejemplar fruto de un amor puro y bello; la cual sería la mujer más feliz si lo tuviera a su lado y darle ese triunfo logrado a su padre de ser profesional, siente su presencia espiritual, porque ese amor entre ella y su padre sigue vivo, siendo tan limpio y precioso, como cuando la dejo y tenía tres años su pequeña hija.

Hoy no está en cuerpo pero si su alma, lo siente junto a ella y sabe que la escucha y la acompaña en ese peregrinar de la vida, la cual no ha sido fácil por su ausencia pero sus proyectos, metas y sueños son realidad…

¡Gracias padre por darme mi vida y estar junto a mí en alma¡...

“padre gracias por la valentía, la fuerza que me has dado para afrontar los obstáculos que se me han cruzado en mí camino”...

En los momentos difíciles le habla a su padre, para pedirle que la ayude afrontar los problemas e inconvenientes que ha dejado con su partida, y le hace miles de preguntas.

…¿Por qué te fuiste papito… porque?

…¿Por qué me dejaste sola?...

…¿Por qué no me dejaste compartir contigo?...

…¿Por qué no alcance a demostrarte tantas cosas?...

Pero no es fácil hacer preguntas sin respuesta, solo le pide a su padre que la ayude a escoger el camino correcto, a tener sabiduría en los problemas,…“es triste saber que hoy estas sola”; porque no se encuentra ese amigo, consejero y buen padre, que hacía de su niñez la mejor de todas con su amor.

Con el tiempo ha aprendido a resistir la ausencia que ha dejado, hoy cuenta con su tío el que ha llegado a ser como su padre, amigo y confidente, él  se preocupa por ella, la cuida como si fuera su hija; pero no todo es completo para Johana, él vive lejos y aunque la distancia los separe siempre su tío estará  pendiente de ella.

Nunca será igual que tener a su verdadero padre, pero cree que es un ángel que le ha enviado para cuidarla como él lo haría.

El llegar a un cementerio y ver el nombre de su ser querido en una lápida fría y lúgubre nunca será fácil para Johana, ya que ella sabe lo bonito quesería tenerlo vivo y darle un abrazo.

… “Tú sabes cuánto desearía de volver el tiempo para poderte dar muchos abrazos, besos, recibir tus consejos y tener muchas alegrías junto a ti.”

papito aunque estés muy lejos siempre estarás en mí corazón te amo mucho”…

Los que tienen a sus padres vivos no los valoran y los que no desearían tenerlos vivos… la ironía de la vida.

Porque esperar a que se vayan para darles a conocer el amor tan grande que se merecen y el compartir con ellos sin pedir nada a cambio solo amor.




miércoles, 10 de agosto de 2011


El periodismo no es un oficio: es una vocación, y se necesitan muchas condiciones para ejercerla.


No escribas como periodista, lo que no puedas sostener como hombre.


¿Por dónde ha entrado usted? Por la puerta. ¿sabe usted que no se puede pasar? He pasado. ¿ quien es usted? Un periodista.