jueves, 19 de julio de 2012

PARTICIPACIÓN CIUDADANA



foto.google.
La participación en un sistema que se llama democrático, se fundamenta sobre la igualdad de las personas. La igualdad es una búsqueda económica y cultural de la humanidad. El profesor Estanislao Zuleta, en una de sus tantas conferencias magistrales refería que: "Es casi una burla para una población decir que todos los ciudadanos son iguales ante la Ley, si no lo son ante la vida. ¿Qué dice la Ley? Anatole France, dijo el siglo pasado: "Queda prohibido a ricos y pobres dormir bajo los puentes". Desde luego, sólo les queda prohibido a los pobres, porque los ricos no se van a dormir bajo los puentes. Si no hay igualdad ante la vida, la igualdad ante la Ley se convierte en una burla".
Pero la igualdad ante la vida es algo que hay que conquistar, que hay que ganar. Es una tarea, no un decreto: "Todos son iguales"; no se puede decretar, es una búsqueda, es un reto para nosotros mismos, ya que requiere que el ciudadano se acepte como un sujeto autónomo e influyente, como una persona con derechos y con deberes.

Vivimos en un Estado tradicionalmente paternalista y autoritario, frente al cual la población asume una conciencia esencialmente sumisa, y formalmente igual y autónoma. Esta incoherencia del individuo se caracteriza por su incapacidad para asumir la responsabilidad de su propia vida y la incapacidad para participar en las responsabilidades sociales y políticas con fuerza, y a mejorar la calidad de la vida, y entonces, toda solución debe provenir del Estado porque en él individuo ha depositado toda su fuerza creadora: "Si el Estado ha asumido la responsabilidad de mi propio ser, de él deben provenir todas las formas de solución de las necesidades sociales e individuales".
La contradicción que imposibilita la participación real y efectiva de la ciudadanía se agudiza por la existencia de un Estado colapsado por la corrupción y su incapacidad de responder por sus responsabilidades más esenciales como son la vigencia de los derechos humanos, la justicia y la equidad en las oportunidades para acceder a los bienes materiales y espirituales del progreso de la humanidad.

La mayor expresión de esta incoherencia es la forma en que el individuo asume la dimensión de sus derechos, y esa como deja de asumir las responsabilidades que proviene de su participación en la vida de la comunidad, porque ésta corresponde al Estado, a un Estado colapsado. Las zonas en donde el individuo se expresa como ser social son, formalmente, lugares de su libre disposición. Sin embargo, él no asume esta libertad como suya, tanto para el goce como para su conservación. El yo lo usa y el Estado lo conserva. "Esta división entre el uso y la conservación de los lugares y elementos comunes, entre el cumplimiento de las responsabilidades ciudadanas y la posibilidad de participar de manera activa, en la protección y conservación de los espacios físicos y culturales que son expresión de la sociabilidad, es consecuencia inseparable de la división entre la libertad y la responsabilidad, la cual se expresa, a su vez, en la separación entre el derecho y obligación, entre la conciencia legisladora y la conciencia obediente, entre la participación activa y pasiva en el ejercicio del poder", pero ante todo es consecuencia de una sociedad autoritaria.

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